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viernes, 26 de diciembre de 2008

2008-12-26: Primera instancia - Minas de la Muerte

Hacia el ocaso, los hermanos aún no unificados en un Clan, fueron testigos de las penurias que acontecían en el valle de Páramos de Poniente. Los pobres ciudadanos eran expulsados de sus tierras, y cada vez más, una odiosa banda de maleantes, con el apodo Defias, se hacía con los territorios.

Poco podíamos hacer más que apoyar a la guardia del lugar a rehacer sus vidas, colaborando con todo lo que el comandante Gryan Mantorrecio nos pedía.

Tras varios días de duro trabajo nos hicimos con su confianza, y nos encargó la misión más delicada que jamás nos habían encomendado. Encontrar las Minas de la Muerte, y acabar con la vida de Edwin VanCleef, que había atracado su barco en algún lugar oculto de esas minas.

Este peligroso asesino estaba controlando desde el bosque de Elwynn hasta los Páramos de Poniente, y no se lo ibamos a permitir.





En la Cima del Centinela, nuestro pequeño grupo de Aventureros, se preparaba para la aventura más peligrosa de sus vidas.
Entramos en un pequeño pueblecito totalmente controlado por los Defias, y nos infiltramos sigilosamente en una mina. Su interior estaba repleto de mineros esclavizados y descontentos, que, obligados a luchar, nos intentaron hacer frente, por desgracia para ellos.



Ghomam Dalenhar, el valiente paladín que lideraba el grupo, protegido por su divinidad, consiguió que sus espíritus, al golpear nuestras armas, fueran directos a su lugar en el infinito, abriéndonos paso poco a poco hasta lo que sería el principio del fin de la aventura.

La entrada a las profundidades de la mina.


Cuanto más avanzábamos, el ambiente iba empeorando, pero los ánimos de los Hermanos nunca desistieron.
Incluso cuando las esperanzas parecían perdidas, el trabajo de equipo y las habilidades sanatorias de la elfa Gykiara consiguieron permitirnos avanzar más y más.

No podíamos desistir en nuestro afán de derrotar a la malvada banda, muchos aldeanos indefensos dependían de nosotros, y desde luego que no les ibamos a fallar.






Luchando contra feroces goblins y sus estrambóticos artilugios de guerra, nuestros caballeros no perdieron la compostura.
Siempre sereno, el Pícaro Sekongur no dudaba en anteponerse a sus compañeras, protegiéndolas de cualquier mal, por verde y pequeño que fuera!

En el interior de esta mazmorra, hallamos las más horrendas bestias, extraidas directamente de un relato futurista y de dudoso buen gusto.

Finalmente, nos abrimos paso a cañonazos hasta el final del camino, lo más profundo de las minas ocultaba un antaño precioso lago subterráneo, convertido ahora en un lugar de podredumbre.

Por última vez, nos encontrábamos previa a una encarnizada batalla, demasiadas para un día, pero la salvación del pueblo no podía esperar.
Con los hombres diestros en la batalla en cabeza, y las poderosas mujeres conocedores de los entresijos ocultos de los poderes mágicos en retaguardia, emprendíamos el camino hacia el fin de la aventura.


Por el camino, un suboficial Tauren, llamado Don Mamporro, quiso deteneros, pero no es posible obstaculizar a aquellos que buscan la justicia. Una trágica pérdida, pero un ser descarriado no debe continuar acechando en este mundo.


Seguimos avanzando, hasta que dimos con una más oscura que el resto, una silueta se asomaba, y sin miedo emergió hacia la tenue luz de los reflejos del interior de la caverna. Lo habíamos encontrado! El jefe de la banda no podía escapar! era nuestro! y de lo ibamos a demostrar.


Las artes mágicas de la maga Decker se dejaron ver en este momento, su poder hizo arder a los enemigos, y no tenían más remedio que acabar sucumbiendo a nuestras experimentadas pericias combativas.



Estaba muerto, los problemas habían acabado para las buenas gentes del lugar, y nosotros, cansados, abandonamos el lugar, para tomarnos un merecido descanso.



Aquella puesta de sol fue la más bella que podíamos haber imaginado.



Respiramos hondo la brisa otoñal que aguardaba nuestro regreso a casa. Olia a... victoria!!

Bienvenidos a la nueva Hermandad para WoW. Héroes de Frikigard


Hola a todos,

Este es el inicio de las aventuras que forjarán un antes y un después en la historia de World of Warcraft.
Preparados para el combate desde sus inicios, esta hermandad se abrirá paso para acabar con Onixia y cualquier otro demonio de medio pelo que ose cruzarse por su camino.

Jugamos en el servidor Sanguino (JcJ) en la facción de la Alianza y aún no tenemos unas verdaderas reglas de Clan.
En un inicio no buscamos nuevos miembros más que los que se nos quieran unir por casualidades del destino, pero si tienes una espada a favor de la Alianza, eres bienvenido!
Ya haremos una presentación de la Hermandad cuando esta esté completamente configurada.

Hasta entonces, POR LA ALIANZA!!