
Renovados, llegamos a Ventormenta para descubrir que nos habían nombrado héroes!
Bajo el estandarte de los Héroes de FrikiGard, nuevas aventuras nos esperaban.
No dio tiempo a que nos hiciéramos a la idea para cuando unos rumores llegaron a nuestros oídos.
Al parecer, bajo las claras aguas de los canales de Ventormenta, las alimañas Defias encarceladas habían encontrado una forma de liberarse de su cautiverio!
No podíamos permitirlo! el subyugado pueblo necesita descansar tranquilamente, y dependían de nosotros. Nuestra espada no temblaría!

Llegamos a la entrada, los soldados imperiales permanecían tensos ante la puerta de la mazmorra, habían apuntalado las salidas y estaban defendiendo la ciudad de aquellos infelices que lograran salir.

Nuestra tarea era otra, dentro estaba el insurgente que había iniciado todo esto, líder de la banda Defias, Dextren Ward, debíamos acabar con él. Incrédulos por nuestra valentía, los soldados se apresuraron en darnos ánimos, y sin más dilación entramos.
Horror, cadáveres y puertas reventadas. Eso nos encontramos. Tuvimos que batallar contra estos pobres desgraciados que no hicieron más que armar alboroto.

Y así fue.

La cosa no acababa allí, pues en una sala circular nos encontraba otro horror humanoide, un ogro bicéfalo apodado Hamhock.

Desde sus comodidades aguardaba nuestra entrada, más paciente de lo que cabría esperar en un ser de su raza, tal vez temeroso de lo que sabía que le aguardaba, aquí estaban los Héroes de Frikigard para darle su merecido!

Fue una dura batalla, pues parecía que nuestros ataques se hundían en sus grasas sin surtir efecto, pero al final fue derrotado.


Como última prueba antes de alcanzar nuestro objetivo, nos encontramos con la mano derecha del cabecilla, Bazil Thredd, un asesino despiadado, con aires de grandeza que gracias a nosotros acabaría en tragedia... para él.


Una vez vencido, nos dirigimos a la salida, para tranquilizar a las gentes de la ciudad, y allí nos esperaban, algo más calmados al vernos, los guardias de Ventormenta.


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